Entrada publicada originalmente en 2016. Contenido revisado y actualizado.
Cuando en el mundo cofrade se habla de las potencias de Cristo, casi todos pensamos de inmediato en los tres rayos que porta Jesús sobre su cabeza. Sin embargo, pocas personas conocen realmente qué son las potencias de Cristo, qué simbolizan, cuál es su origen histórico y por qué su uso está estrictamente definido por la iconografía cristiana.
Como parte de la línea de este blog cofrade, donde se intenta ir más allá de lo puramente descriptivo vamos a aportar claridad a este asunto tan relevante.
En esta entrada vamos a explicar, de forma clara y rigurosa, el verdadero significado histórico, artístico y teológico de las potencias de Cristo y los errores más comunes en su utilización dentro de la Semana Santa.
Las potencias son "rayos de luz" que se colocan sobre la cabeza de
Cristo con una finalidad muy concreta: dignificar su figura, subrayar su divinidad y diferenciarlo iconográficamente de otros santos, que tradicionalmente aparecen representados con aureolas o nimbos.
Aureola para imagen de santo. Artículos Religiosos Santa Rufina.
De forma popular, se suele decir que cada uno de los tres rayos representa al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, es decir, el misterio de la Santísima Trinidad: Cristo Uno y Trino. Otros interpretan las potencias como símbolo de Cristo como “Luz del Mundo”.
Sin embargo, su significado más profundo es de carácter filosófico y teológico. Cada potencia representa una de las tres facultades del alma: entendimiento, voluntad y memoria.
Desde el punto de vista material, las potencias se realizan en metales nobles o no nobles y, en ocasiones, incorporan incrustaciones de pedrería, esmaltes o marfil, especialmente a partir del periodo barroco.
Estructuralmente, cada potencia consta
de dos partes. Por un lado, el núcleo o “galleta”, donde se sitúa la ornamentación, en la que
suele representarse una letra del monograma de Cristo (Cristograma), a saber “J” (Jesús) “H”
(Hijo) “S” (Salvador). Por otro, los rayos o resplandores, normalmente tres, que pueden presentarse lisos, plegados, ondeantes o biselados, según la época y el estilo artístico.
Potencias de Cristo realizadas por Orfebrería Joaquín Osorio
Hasta aquí, la explicación formal del elemento queda clara. Pero el significado de las potencias no se agota en su apariencia.
El uso de las potencias está claramente definido por la iconografía cristiana, pero, lamentablemente, en el ámbito cofrade existe en muchos casos un notable desconocimiento de estas normas. A ello se suma una tendencia creciente a seguir modas o a buscar únicamente el efectismo visual, lo que provoca errores iconográficos de gran calado.
Si en otros tiempos cada elemento tenía un sentido litúrgico, histórico y doctrinal para representar la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesucristo, hoy en día nos encontramos con frecuencia con decisiones tomadas sin el debido conocimiento. En no pocas cofradías y juntas de gobierno se prioriza el impacto estético sobre el rigor iconográfico, incurriendo así en prácticas incorrectas.
Conviene, por tanto, detenerse y profundizar.
Las potencias, más allá de su función ornamental, remiten a un concepto filosófico clásico. Ya Aristóteles, en la Grecia antigua, habló de las potencias del alma, una idea que posteriormente fue asumida y desarrollada por grandes pensadores cristianos como Santo Tomás de Aquino o San Buenaventura.
Aristóteles distinguía cinco géneros de potencias del alma, entre las cuales destacaban las llamadas potencias intelectivas: memoria, entendimiento (o sabiduría) y voluntad. Estas facultades dotan al ser humano de la capacidad de pensar, decidir libremente, aspirar al bien y sobreponerse al mal.
La teología cristiana dio un paso más al aplicar este esquema a Jesucristo, verdadero Dios y verdadero hombre, en quien estas potencias se manifiestan de forma plena y perfecta, capacitándolo para aceptar su destino y asumir la Pasión con fortaleza no solo física, sino también espiritual.
Desde el punto de vista histórico-artístico, la representación de Cristo con potencias tiene su origen en el arte bizantino. En él aparece el llamado nimbo crucífero, en el que se aprecian tres brazos de la cruz griega —los dos horizontales y el superior—, quedando oculto el brazo inferior tras el cabello de Cristo.
De esta representación surgirá progresivamente la imagen de Cristo con tres rayos de luz a modo de diadema. Lo que era sencillo de plasmar en la pintura resultaba más complejo en la escultura, por lo que, con el paso del tiempo, se evolucionó desde las primeras potencias talladas en madera hasta las elaboradas en materiales nobles, especialmente durante el Barroco.
Deesis
Cristo a la izquierda con nimbo crucífero
Conviene insistir en una idea fundamental: las potencias solo deben colocarse en representaciones de Cristos vivos. Su uso en Cristos muertos es iconográficamente incorrecto, aunque en algunos casos se haya impuesto por desconocimiento o por modas ajenas al rigor doctrinal.
Comprender el significado de las potencias de Cristo no es simplemente conocer un elemento ornamental. Es entender cómo la Iglesia ha transmitido, a través del arte, la doble naturaleza -divina y humana- de Jesucristo a lo largo de la historia y cómo cada detalle iconográfico responde a una tradición profunda, coherente y cargada de sentido.



No hay comentarios